De regreso al salvajismo académico y... en medio de Bogotá calentana. El riesgo actual es que las neuronas que han logrado subsistir hasta hoy, sean tostadas por el sol.

Justo por estos días, en que la idea de nombres extraños me rondaba la cabeza, vi un programa en el Canal Uno, en el cual pasaban una nota sobre un pueblo del Quindío conocido como “el de los sin tocayo”, por aquello de que sus habitantes llevan nombres tan traídos de los pelos que nadie más puede tener. Luego de todo lo anterior, concluí que era justo y necesario rendir un sentido homenaje a aquellos mártires de la patria que han sido bautizados con tan ilustres nombres.

Mi lista iba siendo encabezada por el inigualable nombre de Jaidiber, seguido muy de cerca por los nombres de dos niños participantes de 100 Colombianos Dicen: Daylan y Faiber!!!

A estos se sumó Lisney, luego de haber visto el programa comentado al principio de este post. Pero, ¿de dónde surgen las maravillosas composiciones de tan melodiosos nombres??? Pues, en palabras propias de uno de los entrevistados en el susodicho programa, le puso a su hija Lisney, porque “existe un nombre Disney... entonces yo quise componerlo mejor con la L”…

Claro, estos nombres podrían clasificarse en infinidad de categorías:
-Los de épocas antiquísimas: Aristóbulo, Belarmino, Casilda, Clímaco, Clodomiro, Epaminondas, Eulogio, Epimenia, Obalinda, Melecio, Bertulfo, Enelda, Etelvina, Prisiciliano.
-Los que hacen alarde de internacionalidad o fama: Harrison, Steven, Kennedy, Bryan (aquí Brayan).
-Los que son mezclas de varias cosas preexistentes (léase marcas, nombres, apellidos, etc.): Lady (proveniente de la voz inglesa y uno de los más famosos, muchas veces combinado con Diana…), Lisney (antes anunciado), Whatfa, Yesmar, Elman (vaya uno a saber).
-Los que son producto de errores fonéticos: Luswing (por Ludwing, seguramente derivado del nombre de Beethoven), Bayron (Byron).
-Los de catálogo de esmaltes: Deyanira, Mayerly, Marleny, Yury.

Bueno, y como ya me cansé de compilar, ahí está. Sólo me queda aclarar que la intención no es herir susceptibilidades. Simplemente, Aquí y Ahora quiere lanzar la campaña Amemos a nuestros niños, para que tan “indefensas criaturas” no sean castigadas con nombres semejantes a los de esta lista.

"Permiso para estacionarme donde me dé la gana"

Así es. Este letrero lo vi ayer en un bus. Nada más ilustrativo ni elocuente para resumir la filosofía del gremio del transporte público.

“Siglos y siglos de idealismo no han dejado de influir en la realidad. No es infrecuente, en las regiones más antiguas de Tlön, la duplicación de objetos perdidos. Dos personas buscan un lápiz; la primera lo encuentra y no dice nada; la segunda encuentra un segundo lápiz no menos real, pero más ajustado a su expectativa. Esos objetos secundarios se llaman hrönir y son, aunque de forma desairada, un poco más largos. Hasta hace poco los hrönir fueron hijos casuales de la distracción y el olvido (…) Hecho curioso: los hrönir de segundo y tercer grado –los hrönir derivados de otro hrön– exageran las aberraciones del inicial; los de quinto son casi uniformes; los de noveno se confunden con los de segundo; en los de undécimo hay una pureza de líneas que los originales no tienen. El proceso es periódico; el hrön de duodécimo grado ya empieza a decaer. Más extraño y más puro que todo hrön es a veces el ur: la cosa producida por sugestión, el objeto educido por la esperanza (…)
Las cosas se duplican en Tlön; propenden asimismo a borrarse y a perder los detalles cuando los olvida la gente. Es clásico el ejemplo de umbral que perduró mientras lo visitaba un mendigo y que se perdió de vista a su muerte. A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro”.

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Jorge Luis Borges.

Un suceso como el ocurrido durante el fin de semana –y otros similares que recuerdo hayan tenido lugar durante mi vida– parece indicar que podría vivir en una pequeña suerte de Tlön. Lo que en realidad me gustaría sería poder producir un ur de una persona.

Un nuevo acorde te hace mirarme a los ojos
Aún tengo al sol para besar tu sombra
Ya pagué por quebrar la calma
Ángel Eléctrico, Soda Stereo.

Hoy odio saber que ni todas las estupideces que hice sirvieron de nada. Que el sol está detrás de la lluvia, como todos esos kilómetros que me separan de mil promesas. Que esta vez también, como siempre y como en todo, nada ha pasado de ser una simple promesa rota. Y que, al final, como antes, como siempre, todos mis miedos se siguieron quedando dentro de mí. Que sigo estando sola aunque parezca una desmesurada exageración y aunque todo el mundo reitere sus promesas.
Puede ser que un nuevo acorde te haga mirarme a los ojos; ya no sé si tengo al sol para besar una sombra, pero sí pagué por quebrar la calma.

Entre las cosas que amo de esta ciudad, están sus mañanas azules. Pero, también amo los atardeceres rojísimos que tiñen el cielo de un montón de colores; como el de ayer, que casi me hacen pensar en un deseo. Esos atardeceres que quisiera guardar uno por uno.

Otro Año...

Para ilustrar mejor la terible idea de otro año más, algo traído desde la cotidianidad:

Alicia says:
ah bueno, y todo igual?, ya nuestras hermanitas entran a 11!
Adriana says:
sip!!!!!!
Adriana says:
imaginate, y a mi se me hace que no hace nada que salimos del colegio
Adriana says:
es que no lo puedo creer, estaban en 6 cuando estabamos en 11 y mira...
Alicia says:
tenaz, cuando nos demos cuenta nos veremos con trabajo, esposo e hijos!!!
Adriana says:
si, yo creo, tenaz, en verdad!!!

Y, no lo decía por decirlo. En realidad me aterra la idea!