A veces se me ocuren cosas que me parecen tan tontas... que no sé si merecen ser dichas o escritas, o si es mejor quedárselas... Entonces viene un dilema molesto, en el que al final me canso de pensar y decido no decir nada, o sencillamente por estar pensando en el dilema me pongo pensar en otras cosas y lo que pensaba decir se va.