Semper Eadem
Decís: “¿De dónde os viene este pesar henchido,
que sube como el mar sobre el negro peñón?”
Después que ha vendimiado ya nuestro corazón,
vivir es un mal. Este secreto es muy sabido,
es una angustia simple y nada misteriosa,
y como vuestra dicha, visible para todos.
Dejad, pues, de buscar, ¡oh mi bella curiosa!
¡Dulce es vuestra voz, pero callad de todos modos!
¡Callaos, ignorantes! ¡Alma siempre encendida!
¡Boca de infantil risa! Más aún que la Vida
la Muerte con sutiles lazos nos sabe atar.
¡Dejad, dejad a mi alma de mentira aturdirse,
en vuestros bellos ojos como un sueño hundirse,
y a la sombra de vuestras pestañas dormitar!
Las Flores del Mal, Charles Baudelaire.
Hoy, que ha sido un día horrible, sólo tengo miles de palabras ahogadas que no encuentran forma para salir. Las trago, me atoro con ellas. Tengo recuerdos y un libro… un libro que encarna un pasado, algo que fue y que algunos días parece morir, pero me sigue dejando en la duda, la duda que me destroza, que me enloquece, me deja en el aire, desprotegida. Hoy, quiero una casa, quiero un hangar y una torre de lanzamiento. Quiero un refugio mínimo donde nada me haga daño y donde todo esté bien, al menos por un momento. Quiero ese pedazo de cielo para dormir tranquila.