Tuesday, January 04, 2005

Esta mañana, me desperté a las 4:30 y me asomé a la ventana, pensando que tal vez esa fuera la última noche que pasara ahí -pero no sabía que efectivamente lo era-. Y pensaba en que nunca más volvería a ver esa calle larga donde veía pasar carros a lo lejos; y esa esquina iluminada de amarillo que tanto me gustaba; ni mucho menos esa cantidad de casas y edificios que se extendían hacia el poniente, que en las tardes -y también en las noches y, cómo no, las mañanas azules- me hacían pensar en alguien a quien sentía más cerca cuando miraba hacia allá. Y ese cielo tan inmenso, tan infinito... y esos atardeceres tan rojos, tan violetas, tan... Y al ver la esquina con su luz amarilla, me acordaba de esa madrugada lluviosa -y una noche igual- en que la calle devolvía el reflejo de la luz, empapada por el agua.

Ahora, en este cuarto, esta lámpara es suficiente para que esté todo lleno de luz, mientras el otro se extendía el doble, tanto que el final quedaba en la sombra. Escucho casi los mismos ruidos, pero son más fuertes y más constantes. Sin embargo, creo que las tardes aún pueden seguir siendo tan... y, de pronto, aún más. Y, si fuera posible ver todos los estados de cosas de todos los momentos en un sólo instante, también estaría ese beso que ahora parece algo perteneciente a una vida lejana y totalmente ajena.

Mi lugar. Mi-lugar. M-i-l-u-g-a-r... Raro. ¡Mi lugar! ¡MI LUGAR! Tiempo y costumbre. Creo que mañana aclarará más temprano que de costumbre... y todo fue más fácil de lo que yo esperaba, pero es extraño. Parece que este año no me dio tiempo antes de empezar con las sorpresas y las cosas bizarras. Ja. Yo sigo de visita, de viaje; pero creo que me acostumbraré.

---Ah, tambíén vale decir que, muy a mi pesar, me ausentaré por un tiempo... indefinido, si me atengo a los hechos actuales. Espero que no sea mucho.---

La canción del día: Crush, Dave Matthews Band.