Sábado 28 de agosto de 2004: Primer sábado de odio. Sábado largo. Sábado que empieza muy a las 6 a.m. para tener que ir a ver la misma gente de todos los días y seguir madrugando, no contentos con tener que madrugar toda la semana y luego que, según yo, no había peligro de que yo fuera por allá un sábado. En fin, 3 meses nomás. 11:30 a.m. Por fortuna, estamos libres antes de lo que pensábamos. Beer’o clock. Hacia las 2 p.m. fue hora de irse yendo, pero vuelven a aparecer las decisiones intempestivas… Una llamada sin respuesta; ni modos, cambio de planes, no importa que me devuelvan la llamada al rato, porque ya es demasiado tarde. 3 p.m. y contando… Casa de Meli, trago y comida como Dios manda. Nuevas anécdotas y teorías: "Mi vida es como un puente de hidrógeno" y la composición química del alcohol, además de "espere aplano la arena..." y "dos mujeres, un camino..." y "que venga Juanito!". En este orden de ideas, se podría afirmar que los siguientes 9 sábados de odio por venir, cortesía del ECAES, están aprovechables.