De Vacíos
Hablando de vacíos con alguien, vino a mi mente el recuerdo de las últimas semanas, en que esa sensación reinó por encima de todo. Todo cubierto de una espesura y una lentitud de hechos, como una sustancia pegajosa y adormecedora. Pero esa sensación de vacío era lo único que había, la sensación de sentir que me habían desocupado, que me habían exprimido hasta lo último que tenía adentro. Tan así, que ni ganas de llorar me daban por más triste que estaba, porque sentía que no tenía ni lágrimas, ni motivos. Simplemente, nada... vacío. Y supongo que eso pasa, a veces, cuando nos enfrentamos a espíritus igual de fuertes que son capaces de succionarlo todo, así como de aportar cosas valiosas.
No obstante, superado lo anterior, el poder está volviendo a mí y me acompaña la buena vibra que hace que todo sea posible y salga bien. Gracias.