“Tenía miedo de robar esas manos que ‘el niño’ traería siempre cerradas para calentar su pedacito de hielo”.
Eva Está Dentro de su Gato, Gabriel García Márquez.
Tenía miedo. Eso, claro, fue al principio. Cuando no sabía cómo actuar, cuando se sentía estúpida, cuando sentía que estaba comparando, buscando, extrañando, lamentando. Cuando su mirada estaba lejos, ausente; pensando. Cuando el hielo era infranqueable. Tenía miedo de robar esas manos y no poder devolverles nada a cambio. Pero las manos de ‘el niño’ lograron calentar el hielo, deshacer el miedo. Ya no tiene miedo y lo sabe. Robó las manos que le pertenecen para siempre. ‘El niño’, denominación que en su voz tiene toda la dulzura del mundo, el único que podrá calentar siempre ese pedacito de hielo.