Home, Sweet Home
Nuestra muy querida pasajera en trance arribó a Colombia, según lo pronosticado, el pasado domingo 4 de julio. Ahora, todo está mucho mejor, para todos. La verdad es que esa mañana nadie estaba feliz, pero nadie decía nada. “Si uno no puede seguir viviendo como vive, tiene que hacer algo”, coincidimos categóricamente días antes de su partida, cada una con sus líos y con sus soluciones o no. Y, efectivamente, hubo que empezar a vivir de forma diferente. Mucho más aplomada y más feliz, la excelente persona que conocí no ha dejado de serlo. Por eso, me alegra ver tan feliz a una persona tan especial y que se lo merece. Por otra parte, el retorno al hogar, también, ha servido para redescubrir a esas personas que alguna vez estuvieron tan cerca y reconfirmar por qué han sido y siguen siendo quienes son, además de conocer a otras igualmente maravillosas. Para fortuna (¿o infortuna?) de nuestra salud mental, vuelven también los célebres planes de café en Oma, entre otros, “para hablar de nuestras vidas infames”, en palabras de la pasajera; los cuales, ya empezaban a hacer falta, luego de que Ricardo, por ejemplo, le confesara a Ximena que el plan de panadería le parece una mamera. Summer’s almost gone, muy a nuestro pesar, las vacaciones están por terminar, pero está bueno el cierre y queda mucho por hacer.