Siempre me ha parecido algo siniestro eso de comer cosas que tengan forma de animales o muñecos (galletas, gomas, etc), por aquello de que siempre se les va descuartizando a mordiscos hasta terminar con ellos... Volví a pensar en eso ayer, mientras le arrancaba las patas a un osito de goma y me acordaba de los juegos infantiles "ay, el osito ya se quedó sin orejita" (y lo peor es que el osito seguía sonriente). O, en el peor de los casos, "el muñeco ya no tiene cabeza" Esta es una idea que he reafirmado, especialmente, desde que vi Audition. Ahora, yo me pregunto ¿por qué carajos los dulces tienen que tener estas formas habiendo tanta variedad en el mundo que nos rodea?