He estado pensando en estos días... no sé qué pasó, siendo yo,como era, una persona tan telefónica. Lo cierto es que ahora no me gusta coger el teléfono para nada. No me dan ganas ni siquiera de tocarlo, me produce una especie de repulsión, jajaja. En fin, creo que no tengo ganas de hablar con nadie, bueno, la verdad es que para contar las personas con quienes me gustaría hacerlo bastan unos dos o tres dedos; pero con esas personas prefiero hablar personalmente, por eso a los que puedo los veo, y a quien no, pues ni modos. En todo caso me alegra que me llame. De llamar al resto de gente que prometía que iba a llamar (en un arranque de sociabilidad) pues no lo he hecho y dudo que lo haga, aunque en algunos casos incluso debería hacerlo, porque necesito cierta información, etc.
Por otra parte, me molesta esa sensacioncita de nervios mezclados con impotencia, como de "di algo, haz algo", en ciertas ocasiones. ¿Por qué??? Si no tiene por qué importarme. Uuuuyyyyyy, en fin. Bah, ya está!