Tuesday, June 08, 2004
Hoy se inaugura el lunes de la reflexión. Ya sé que es martes, pero el caso es que ayer no hubo tiempo, así que quedó para hoy, pero la idea es que sea los lunes. En un prinicipio, pensé en el viernes de la irreflexión y el lunes de la reflexión... pero, teniendo en cuenta las consecuencias de la irreflexión en mi vida, especialmente durante el último semestre del año pasado, decidí que sólo habrá lunes de la reflexión. Para la irreflexión siempre hay tiempo. En fin. Además de ser hoy martes de la reflexión, fue martes de la pataleta. Me daba mucha risa pensar que estaba en la ventana mirándome, yo sabía y habría podido voltear a ver, pero no lo iba a hacer, ¿para qué? No. Me iba a hacer la tonta, como siempre que lo hago para dejar que crean que no sé. Bueno, el día este, por su parte, ha dado inicio, inocentemente, al tour de helados. El de hoy no fue un helado como aquellos Alaska de otras épocas, pero hay que abonarle los chips de chocolate que más parecían nueces por el tamaño, y las cerezas. Ahora a la reflexión: muchos recuerdos, pero sólo hablaré de algunos. Primero, el día del matrimonio de Francisco, que yo me había tronchado el pie. Dos, la noche que mi padre me compró uno de esos Alaska. Tres, el día de la despedida de Alice. Cuatro, los preparativos de hace un año. Cinco, esa noche saliendo de un conversatorio del encuentro de iberoamericano de escritores. Por último, dos cosas: 1. voy bien con mis cometidos. A lo mejor hay excelentes noticias dentro de poco; 2. la señorita Zapata debe estar tomando un avión rumbo a L.A., así que mucha suerte y que la pase muy bueno.