Hoy no hubo lunes de reflexión... al menos no como debería ser. Y esto no obedece al lunes festivo y la filosofía del día del trabajo, no. Sencillamente, Dieguito es mucho más importante que 150 mil millones de lunes de reflexión y lo cambié por ir a verlo, lo que me hizo pensar en otras cosas como un día de sol parecido, aunque más pegajoso y más aplanador... me hizo pensar en cosas de mi infancia y en la fragilidad de la vida. Hoy estoy realmente triste. Sólo quiero que se mejore.